Comunidad Virtual de Anatomía Patológica (Conganat)

 

 

 

Valoración crítica de los datos anatomopatológicos que se precisan para la indicación y tipo de tratamiento adyuvante

J. F. González-Palacios Martínez

Hospital Ramón y Cajal. Madrid.

 


La identificación de nuevos indicadores de uso clínico y de respuesta a la terapia biológicos y moleculares en pacientes con cáncer de mama se ha convertido en un área de investigación muy activa, pero desgraciadamente los estudios de nuevos marcadores tan solo han aportado resultados contradictorios y confusión clínica. Aun más, los resultados referentes a un mismo marcador muchas veces son difíciles de comparar por existir diferencias en el tratamiento, diseño del estudio, selección de los pacientes, metodología y análisis estadístico. Con todo, los biomarcadores tienen un uso clínico cada vez más importante: Pueden ayudar al diagnóstico (BRCA1 y BRCA2); pueden también ayudar a estimar el pronóstico o la historia natural de la enfermedad (status nodal, tamaño tumoral, grado histológico), pero también es posible su utilización para predecir la respuesta a una terapia particular (receptores hormonales), monitorizarla (CA 125, CEA 15,3, CEAs) o incluso ser la diana terapéutica (HER-2) (1).

La discusión sobre los factores de riesgo a tener en cuenta cuando se plantea un tratamiento adyuvante implica considerar, a pesar de los intensos esfuerzos para identificar nuevos factores, los biomarcadores tradicionales tales como estado ganglionar, tamaño tumoral, tipo y grado histológico y receptores hormonales, pues éstos son, hasta la fecha, los únicos con probado efecto pronóstico y predictivo; el resto, precisan aún de validación estadística o su valor como biomarcadores  no ha sido suficientemente estudiado para demostrar esos efectos. La determinación de un biomarcador pronóstico del carcinoma de mama implicará en el momento de su diagnóstico o de la cirugía, una asociación con un intervalo libre de enfermedad o con una supervivencia media, en ausencia de una terapia sistémica. Un biomarcador predictivo implica una asociación con respuesta o falta de respuesta a una terapia particular. Es necesario separar estos efectos para hacer recomendaciones terapéuticas basadas sobre el status de un biomarcador. : No se podrá recomendar un tratamiento particular, si no conocemos si su esperado efecto favorable será causado por la efectividad de la terapia o por la presencia de un buen factor pronóstico (2).

Poco se ha avanzado en los últimos años en la validación e incorporación a la clínica de nuevos factores pronósticos o predictivos del cáncer mamario, que reúnan los criterios propuestos de importancia clínica, independencia y significación, además de una estandarización metodológica en su determinación e interpretación. Así los factores que se consideraron más importantes en la Conferencia de Consenso del Instituto Nacional de la Salud norteamericano de 1990 (3) son virtualmente idénticos a los identificados como de categoría I, con apoyo en la literatura científica y empleo en el tratamiento de las pacientes, en la Conferencia Consenso de 1999, auspiciada por el Colegio de Patólogos Americanos (CAP) (4). En esta Conferencia se reunió un grupo multidisciplinar de patólogos, clínicos y estadísticos que revisaron los factores pronósticos y predictivos del cáncer mamario y los categorizaron en tres grupos o niveles basados en la fortaleza de la evidencia de los datos publicados:

Categoría I: Factores bien respaldados en la literatura, generalmente considerados en el tratamiento de las pacientes: Tamaño tumoral, status ganglionar, tipo histológico, grado histológico, recuento del número de mitosis y status de los receptores hormonales.

Categoría II: Factores que se han estudiado biológica y clínicamente de forma exhaustiva, pero que precisan una validación estadística más rigurosa: HER-2, p53, invasión vascular y marcadores de proliferación.

Categoría III: Incluye a todos los factores que no han sido suficientemente estudiados o demostrado su valor pronóstico/predictivo: Ploidía, catepsina D, angiogénesis y otros.

Factores pronósticos/predictivos categoría I

1.      Tamaño tumoral.- Aún en las pacientes con cánceres más pequeños, T1a y T1b, es uno de los más potentes “predictores” de afectación axilar y del curso de un tumor. La estratificación de los pacientes, que gracias al screening mamográfico presentan un incremento en la proporción de cánceres pT1, precisa de una exacta valoración del diámetro tumoral. Las dificultades se plantean por la variación interobservadores en la medición debida a la presencia de un estroma desmoplásico, coexistencia de carcinoma infiltrante con carcinoma ductal in situ y multicentricidad tumoral, además de la escasa precisión de la valoración macroscópica del tamaño. Los tumores se deben medir macroscópicamente al menos en dos dimensiones y verificar el resultado microscópicamente; si hubiera discrepancias entre ambos, prevalece la determinación microscópica, pero para el estadio se ha de tener en cuenta únicamente la medida del componente invasivo, que es el que tiene significación clínica. Por ello los tumores de pequeño tamaño o con abundante componente in situ se deben medir sobre la preparación histológica. Si hubiera dos o más tumores invasivos diferentes, no se combina su tamaño sino que han de medirse independientemente (5).

2.      Status ganglionar.- Continúa habiendo acuerdo en su consideración como el factor pronóstico solitario más importante en el cáncer de mama y en que la supervivencia, libre de enfermedad y media, disminuye a medida que el número de ganglios afectados se incrementa. Se recomienda un cuidadoso estudio e informe de la situación ganglionar, debiendo ser el patólogo responsable del estudio el que elija el método que considere más idóneo para su búsqueda en el tejido axilar. Los ganglios que macroscópicamente no están afectados se han de incluir totalmente; es suficiente en los positivos tomar un corte representativo; los ganglios pequeños se incluyen intactos y deben secionarse los grandes para mejor fijación y examen. En el informe se han de referir claramente el número total de ganglios hallados, el total de positivos y la dimensión mayor del foco metástásico de más tamaño, así como la presencia de extensión tumoral extranodal microscópica, aunque se precisan más estudios para determinar su significación (4).

En varios estudios retrospectivos se señala que el pronóstico de pacientes con micrometástasis aisladas en los ganglios axilares (definidas como < de 0,2 cm de diámetro) es similar al de pacientes No y otros que indican lo contrario. Se pueden hallar focos microscópicos metástasicos en el 9%-13% de ganglios considerados negativos, si se cortan seriadamente; este porcentaje se incrementa al 15%-20% si se emplean además técnicas de inmunohistoquímica (IHQ). La significación clínica de estos ganglios positivos con micrometástasis detectadas por IHQ se está evaluando en varias triadas clínicas randomizadas, por lo que aún es prematuro recomendar el uso rutinario de IHQ para evaluar el status ganglionar, incluso de ganglios centinelas, así como la realización de múltiples cortes histológicos a diferentes niveles del bloque, siendo suficiente el examen de tan solo un corte microscópico. Por el momento la detección y consideración de micrometástasis se ha de basar en la tinción con hematoxilina-eosina. Si se realiza IHQ o estudio molecular y se detectan micrometástasis sólo con estos métodos, se ha de referir así en el informe y no utilizar ese dato en el estadio tumoral (6).

3.      Grado histológico.- La importancia de grado tumoral como factor pronóstico en pacientes con cáncer de mama se ha demostrado claramente en numerosos estudios clínicos. Un añadido valor predictivo de respuesta a la quimioterapia, en el sentido de mejor respuesta en los grados altos, que se apunta en varios trabajos, requiere confirmación en estudios adicionales. Las dificultades proceden de la existencia de diferentes sistemas de gradación y de la subjetividad de los mismos fuente de alta variabilidad interobservador. El empleo de criterios estrictos y de guías para la gradación aporta resultados de concordancia interobservadores muy aceptables. Se debe hacer la gradación histológica en todos los cánceres invasivos, incluso en los tipos histológicos especiales, excepto en el medular, ya que la combinación de ambos, tipo y grado, aporta en estos casos una mejora en la valoración pronóstica sobre el empleo de solamente el tipo histológico. Se debe notificar el sistema empleado, recomendándose ampliamente la utilización de la modificación de Elston y Ellis al sistema de gradación de Scarff-Bloom-Richardson (grado histológico de Nottingham) (7). En las pequeñas muestras diagnósticas por punción, se puede realizar la gradación histológica, favorecida por la adecuada fijación, pero hay que tener en cuenta la posibilidad de errores de muestreo y la tendencia comprobada a realizar una infragradación, con la renuncia a la posible neoadyuvancia en cánceres grado III (8).

El recuento del número de mitosis además de constituir parte del grado histológico combinado, es un significativo indicador pronóstico, por lo que debe ser evaluado con cuidado y expresado individualmente. Se debe referir el número de mitosis, claramente identificables como tales, encontrado en un número de campos microscópicos consecutivos de gran aumento, generalmente 10 (dependiendo del diámetro de campo del objetivo utilizado) escogidos en la porción mitóticamente más activa del tumor (9).

4.      Tipo histológico.- Algunos tipos histológicos de cáncer mamario están asociados a curso clínico favorable, como el carcinoma tubular, mucinoso, adenoide quístico y cribiforme infiltrante. Los carcinomas lobulillares infiltrantes de bajo grado nuclear y escasa densidad celular se asocian a mejor pronóstico que el cáncer mamario ordinario  y que otros subtipos de carcinoma lobulillar infiltrante. Aquellos con crecimiento infiltrativo difuso, que no cumplen los criterios del carcinoma lobulillar infiltrante clásico, se deben indentificar como variantes o carcinomas con rasgos lobulillares, y deben considerarse por separado por asociarse a extenso crecimiento intramamario y a un distintivo patrón metastásico. Para el diagnóstico de carcinoma mucinoso puro se requiere no solo la abundancia de mucina extracelular, sino que esta alcance al menos el 90% de un tumor de bajo grado nuclear. El carcinoma medular, diagnosticado con estrictos criterios histológicos de circunscripción, crecimiento sincitial, alto grado nuclear e infiltrado linfoplasmocitario difuso, particularmente en pacientes No, es una rara variante de carcinoma con mejor pronóstico que el carcinoma infiltrante usual (4).

5.      Receptores hormonales.- El status de los receptores hormonales de estrógenos (RE) y progesterona (RP) representa un débil factor pronóstico y un importante factor predictivo de la respuesta al tratamiento hormonal en el carcinoma de mama. Su determinación por IHQ es le método más extendido en la actualidad, que ha desplazado por sus ventajas al bioquímico y que consigue igual o mejor efecto predictivo que este, aunque aún no se han resuelto problemas relacionados con la estandarización de la metodología, interpretación e información de los resultados. Los receptores hormonales se deben determinar rutinariamente en todos los carcinomas de mama, preferentemente utilizando IHQ en los tumores más pequeños y mejor en el tumor primitivo que en las metástasis, siendo posible también su estudio en las biopsias con aguja, si bien teniendo en cuenta la posible heterogeneidad tumoral (8). Se debe indicar el nombre del anticuerpo primario y kit de tinción empleados y se ha de utilizar tejido de control en cada ensayo. Debe hacerse referencia en el resultado a la proporción de células que expresan el antígeno, no siendo necesario incluir información sobre la intensidad de la tinción.

 

De los factores de la categoría II (4), la amplificación, generalmente acompañada de sobreexpresión del gen erbB-2 (HER2-neu) se ha demostrado con valor pronóstico y predictivo en el carcinoma mamario invasivo y su determinación posiblemente se convertirá en un test rutinario cuando se resuelvan los problemas de validación requeridos para determinar su valor predictivo en determinados grupos de pacientes y de estandarización metodológica de los diferentes estudios, entre otros aquellos encaminados a conocer su papel como marcador pronóstico en pacientes No. Aunque las alteraciones del gen p53 se han asociado con un pronóstico desfavorable y se ha señalado su utilidad como marcador predictivo, no existe consenso sobre los aspectos metodológicos para su determinación y valoración. La invasión de vasos peritumorales, linfáticos o hemáticos, es predictiva de fallo local y reduce la supervivencia media, aunque algunos estudios no han demostrado correlación con el curso clínico, posiblemente reflejo de la dificultad en la determinación de este dato histológico. El uso de marcadores de proliferación (10), especialmente el anticuerpo monoclonal MIB-1, puede determinar una estratificación de los pacientes en grupos pronósticos de utilidad una vez resueltos los numerosos problemas metodológicos existentes. La determinación de la neoangiogénesis, en forma de cuantificación de la densidad de microvasos, inducida en el estroma peritumoral tiene una significación pronóstica insuficientemente contrastada, sin embargo pudiera convertirse en un marcador útil de tumores susceptibles a la terapia antiangiogénica.

Una valoración de los escasos avances conseguidos en los últimos años, en el arsenal de factores pronósticos/predictivos disponibles en el cáncer mamario, nos indicaría: a) Que los factores pronósticos y predictivos anatomopatológicos tradicionales tienen valor clínico. b) La dificultad de trasladar los notables avances logrados recientemente en la investigación molecular, a su consideración como factores pronósticos y predictivos de ayuda terapéutica, debido en gran parte a la acusada variabilidad metodológica empleada en la evaluación de esos nuevos factores.

 

Bibliografía.-

1. Schnitt S. Traditional and newer pathologic factors. J Natl Cancer Inst Monogr 2001;30:22-6

2. Clark G M. Interpreting and integrating risk factors for patients with primary breast cancer. J Natl Cancer Inst Monogr 2001;30:17-21

3. National Institutes of Health Consensus Conference. Treatment of early-stage breast cancer. JAMA 1991;265:391-5

4. Fitzgibbons P L, Page D L, Weaver D, Thor A D, Allred D C, Clark G M, et al. Prognostic factors in breast cancer. College of American Pathologists consensus statement 1999. Arch Pathol Lab Med 2000;124:966-78

5. American Joint Comittee on cancer. AJCC cancer staging manual. 5 th ed Philadelphia (PA): Lippincott-Raven;1997

6. Allred D C, Elledge RM. Caution concerning micrometastatic breast carcinoma in sentinel lymph nodes. Cancer 1999;86:905-7

7. Elston C W, Ellis I O. Pathological prognostic factors in breast cancer: experience from a long study with long-term follow up. Histopathology 1991;19:403-410

8. Denley H, Pinder S E, Elston C W, Lee A H S, Ellis I O. Preoperative assessment of prognostic factors in breast cancer. J Clin Pathol 2001;54:20-24

9. Thunnissen F B J M, Ambergen A W, Koss M, Travis W D, O´Leary T J, Ellis I O. Mitotic counting in surgical pathology: sampling bias, heterogeneity and statistical uncertainty. Histopathology 2001;39:1-8

10. Daidone M G, Dilvestrini R. Prognostic and predictive role of proliferatio indices in adjuvant therapy of breast cancer. J Natl Cancer Inst Monogr 2001;30:27-35

 

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