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CRITERIOS
ARQUITECTURALES (Figuras 1 a 6) y (Figuras
7 a
12): Entre los criterios arquitecturales más útiles en fragmentos pequeños
está el reconocimiento del patrón
infiltrante del cáncer. Este se identifica poniendo atención a la distribución
irregular de las glándulas, la pérdida
de la lobularidad característica del epitelio prostático normal, la desmoplasia
del estroma interglandular, los bordes
glandulares infiltrantes, la alternancia brusca entre glándulas
grandes (benignas) y glándulas
pequeñas (malignas), la presencia de estructuras
cribiformes, la asociación con PIN,
la existencia de células sueltas,
y la ausencia de células basales.
Esta última característica puede requerir la realización de técnicas
de inmunohistoquímica demostrando la negatividad para queratinas de alto
peso (34bE12).
CRITERIOS NUCLEARES, CITOPLÁSMICOS, Y LUMINALES (Figuras 13
a 16) y (Figuras 17 a 20): La presencia de nucleolo se ha considerado de
forma clásica como patognomónico de carcinoma. Eventualmente pueden
aparecer nucleolos en otras lesiones benignas, como por ejemplo la
hiperplasia postatrófica, o la atrofia parcial. Por eso es especialmente
importante que se valoren como pertenecientes al cáncer solo los nucleolos prominentes. Además
se observa agrandamiento nuclear
e hipercromasia. Estas dos características se evalúan con buen grado de certeza en glándulas
problema comparándolas con las de otras glándulas adyacentes, que sean
inequívocamente benignas. La
anfofilia citoplásmica es otro detalle típico. Por fin, en las luces
de las glándulas malignas pueden aparecer con frecuencia
secreciones basófilas, material
acelular eosinófilo, y cristaloides.
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