IV CONGRESO VIRTUAL HISPANO AMERICANO DE ANATOMÍA PATOLÓGICA |
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Abstract |
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Comentarios | |
Título | |
Resumen | |
Introducción | |
Material | |
Resultados | |
Discusión | |
Conclusiones | |
Referencias | |
Imágenes |
IMÁGENES | ||
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INTRODUCCIÓN | ||
En los últimos años la biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF) se ha convertido en un arma diagnóstica eficaz y poco costosa en pacientes con lesiones tumorales (1, 2). Considerándola un proceder de carácter orientador y diagnóstico en diversos órganos y tejidos. Aunque los primeros reportes exitosos del método, aparecen en la literatura en 1930 (3), no es hasta los años setenta que comienza a utilizarse en pacientes en edad pediátrica (4,5). La rapidez de ejecución de esta técnica, sus requerimientos mínimos de instrumentación, la posibilidad de obtención de resultados en el mismo día de la punción, junto a la ausencia de complicaciones mayores, la convierten en indispensable en todo departamento de Pediatría (6,7) no sólo por su precisión diagnóstica, sino por el considerable ahorro en el tiempo diagnóstico y de estadiaje de los pacientes en el hospital (8). Además porque con el material obtenido se pueden realizar estudios especiales tales como inmunohistoquímica (9,10), microscopía electrónica (11), citometría de flujo, citogenética y biología molecular (12,13), indispensables en el diagnóstico diferencial de los tumores de células redondas en los niños (15,16,17,18) En el INOR ha sido validada esta técnica en otro tipo de lesiones (19,20), no en tumores de la edad pediátrica. Por tener un Servicio de Oncopediatría que recibe el 50 % de los pacientes con tumores pediátricos de el país, se puede contar con un número suficiente y variado de casos para validar dicho método en el diagnóstico de estas lesiones ya que con el empleo de la BAAF podríamos afirmar si la lesión es benigna o maligna, primaria, metastásica o recurrente y esto sería decisivo en la conducta a seguir, impidiendo en muchas ocasiones la manipulación innecesaria de los tumores malignos irresecables a los cuales se les podría aplicar tratamiento con poliquimioterapia y/o radioterapia sin intervenir quirúrgicamente. |
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MATERIAL Y MÉTODOS | ||
Nuestro universo de estudio estuvo constituido por todos los pacientes comprendidos en las edades de 0 a 14 años portadores de tumores que se recibieron en el Servicio de Oncopediatría del INOR en el período comprendido entre septiembre de 1995 a septiembre de 1999, a los cuales se les haya realizado BAAF. La toma de muestra se realizó por 2 citopatólogos con agujas # 22 a 26 empleando jeringuillas desechables de 5-10 ml colocadas en un dispositivo de sostén metálico. Los niños menores de dos años se les realizó el proceder bajo sedación previa con Secobarbital (100 mg) a la dosis de 6 a 10 mg/kg por vía rectal en enema de 10 ml de suero fisiológico o agua para inyección, sean portadores o no de lesiones tumores superficiales o profundas. Todas las lesiones profundas fueron abordadas previa anestesia local con Lidocaína al 2%, no requiriéndose sedación en los pacientes mayores de dos años. En las lesiones superficiales, previa limpieza de la piel, se fijó el tumor con una mano para que no se movilice y se introdujo la aguja en la lesión, se ejerció tracción en el émbolo de la jeringuilla para crear un vacío. A continuación se desplaza la aguja hacia delante y atrás en diferentes direcciones bajo aspiración constante con el objetivo de desprender fragmentos de tejido. Posteriormente se libera el embolo para eliminar el vacío y lograr un equilibrio de presión en el sistema. Sólo entonces se retira la aguja de la lesión evitando toda aspiración de material en la jeringuilla. El material aspirado se extendió en una lámina portaobjeto y se fijo inmediatamente en alcohol al 95ºy coloreado con hematoxilina y eosina o Papanicolau. La interpretación diagnóstica se realizó siempre por los mismos patólogos utilizando un microscopio óptico Olympus BH-2. . Los resultados serán clasificados como positivo, sospechoso, negativo , no útil e insuficiente, utilizando los siguientes criterios:
Se realizó comprobación histológica en 98/120 de los pacientes y el resto se siguieron clínicamente.
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN | ||
A diferencia de otros autores (21) en nuestra serie se observó mayor número de casos (75) con patología maligna, que representa el 62. 5 % de los pacientes, mientras la patología benigna solo representó el 37.5 %, lo cual es explicable por las características de nuestra Institución al recibir el 50 de pacientes con lesiones malignas. Las lesiones benignas fueron: adenitis 18, abscesos 7, lipomas 6, fibromatosis 4, osteocondromas 3, osteomilitis 2 y quistes óseos aneurismáticos 2. El diagnóstico de las lesiones malignas fue el siguiente: primarias (70): osteosarcomas 15, PNET/ Ewing 12, Rabdomiosarcomas 10, Tumor Desmoplásico 1, Sarcoma fibromixoide 1, Linfomas no Hodgkin 19 (Figura 1, Figura 2 y Figura 3), linfomas Hodgkin 9, histiocitosis de células de Langerhans 3 y metastásicas (5): neuroblastomas 2, rabdomiosarcomas 2, osteosarcomas 2. Consideramos que el uso de la PAAF en el diagnóstico inicial de las lesiones óseas y de partes blandas es controvertido por su histogénesis y por existir protocolos de tratamiento específicos (22) para algunos de ellos como el rabdomiosarcoma. Por eso es necesario en ocasiones valerse de técnicas auxiliares como la inmunohistoquímica. Pero como se observa en la (Figura 4), un niño de 5 años con un tumor de la órbita, diagnosticado inicialmente por PAAF como rabdomiosarcoma (Figura 5) y con remisión de la enfermedad (Figura 6), nos demuestra que esta técnica en la mayoría de los casos, en manos experta, nos permite llegar a un resultado definitivo. Tuvimos un falso negativo en un paciente con un Linfoma de Hodgkin, el cual interpretamos como una hiperplasia folicular reactiva. Creemos como otros autores (23) que la PAAF es muy útil en el diagnóstico de las adenopatías, como se demuestra en nuestra casuística, que de 50 ganglios estudiados diagnosticamos incorrectamente sólo uno. Los dos falsos negativos, uno que diagnosticamos como sospechoso de un sarcoma fusocelular de bajo grado y que al realizarle la biopsia resultó una fibromatosis plantar. Ambas lesiones son fusocelulares y las fibromatosis son lesiones consideradas una lesión borderline(24). El otro caso fue un quiste óseo aneurismático que diagnosticamos como un Osteosarcoma telangectásico. Esto sucedió porque la muestra era escasa, por la presencia de abundante número de células gigantes e nos influenciamos por la imagen radiográfica en la que se observaba destrucción de gran parte de 1/3 superior del hombro.
El valor predictivo positivo fue de un 97.4% lo cual quiere decir que todos los casos diagnosticados como positivos tenían una enfermedad maligna, excepto 2 pacientes.
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NOTAS AL PIE DE PÁGINA | |
Correspondencia: Dra. Julia C. Cruz. Departamento de Anatomía Patológica Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología. Ciudad de la Habana, Cuba. mailto:ada@infomed.sld.cu |