El seudotumor inflamatorio ha sido descrito más frecuentemente a nivel pulmonar, pero también aparece en otras localizaciones. Se considera una reacción inflamatoria benigna poco común, la cual puede ser confundida con una neoplasia, y aún con un proceso maligno. El estudio microscópico del tejido ayuda a prevenir tal confusión. La lesión comprende proliferación de células fusiformes que expande el tejido conectivo del órgano, asociado a células plasmáticas, que cuando predominan se le ha denominado granuloma de células plasmáticas. Existe, además, infiltrado de pequeños linfocitos, variable número de macrófagos, neutrófilos y eosinófilos, así como un grado variable de fibrosis y cambios vasculares; es decir, existe un componente de tejido de granulación, que varía en grado y tipo. Tiene una definitiva apariencia fibroinflamatoria y seudosarcomatosa. (1-3) La fisiopatología del seudotumor no es clara pero se plantea como más probable, una respuesta inmunológica exagerada y muchas veces asociada a niveles elevados de inmunoglobulinas sérica. Hay argumentos clínicos y biológicos que sugieren una reacción inespecífica inflamatoria con un microorganismo. Se han reportado casos de infección gastrointestinal (3), como también con presencia de Klebsiella pneumoniae y E. coli en el cultivo de estas lesiones, al igual que cocos Gram positivos o parásitos, virus de Epstein-Barr (4), hepatitis crónica C, VIH, tuberculosis, infecciones intraabdominales e infecciones micóticas sistémicas. (5-7) Se describe en niños y adultos jóvenes con mayor frecuencia, pero también en otros grupos etáreos. (1-3) Las localizaciones anatómicas informadas corresponden, en el aparato respiratorio, a pulmón como la más frecuente,(1,2,8,9) árbol traqueobronquial (10)y laringe; en el sistema nervioso central se han informado menos de 10 pacientes, y corresponden a encéfalo y meninges, tallo cerebral, vermix y senos cavernosos, así como a meninges de médula dorsal en un niño de 8 años en Nueva Zelandia(11). En órbita, en el hígado asociado a colangitis piógena recurrente(5,12,13), páncreas en forma de pancreatitis, con posterioridad a intervención quirúrgica del aparato genitourinario, aunque algunos autores dividen aquella entidad en la que existe este antecedente de la que no lo tiene; así se ha informado en vejiga de pacientes fumadores, diabéticos, gotosos o expuestos a policarbonatos, también de localización paratesticular e intraescrotal, y en otros órganos como estómago, con presentación clínica y radiológica de úlcera péptica, ganglios linfáticos y párpados. (14,15) Coffin y colaboradores(16) estudiaron 84 pacientes en el Hospital de St. Louis, 61 de los cuales se presentaron en abdomen, peritoneo y pelvis, 12 en cabeza y cuello, 8 en el tronco y tres en las extremidades. Fueron operados 69, a 8 se les realizó biopsia solamente y 5 fueron tratados con quimioterapia y radiaciones, además de la operación. El tamaño osciló entre 1 y 17 cm, con un promedio de 6 cm. En 16 pacientes eran masas multinodulares que envolvían una región. De 53 pacientes que pudieron ser seguidos en consulta, 44 estaban vivos sin evidencia de recidivas, 4 tenían el tumor y 5 fallecieron. Las masas abdominales se describieron como las más grandes. Clínicamente se han informado pacientes asintomáticos, en los cuales el hallazgo ha sido fortuito al realizar examen radiológico o se describe lesión previa, ya sea inflamatoria, vascular o quirúrgica. La fiebre, pérdida de peso, y el dolor, constituyen el cuadro clínico. Los análisis de laboratorio reflejan anemia, hipergammaglobulinemia policlonal, trombocitosis y eritrosedimentación acelerada (1-3,5,9,16). Los hallazgos radiológicos no son característicos, y el diagnóstico definitivo requiere intervención quirúrgica o biopsia aspirativa con aguja fina, aunque el ultrasonido y la tomografía con contraste revelan masas hipodensas que pueden tener calcificación central, con un halo perilesional correspondiente a la cápsula fibrosa; y la lesión toma menos el contraste que el parénquima normal. Todos estos datos facilitan el juicio clínico;(1-3,5,9,16,17) además, mediante la biopsia percutánea, se puede hacer el diagnóstico en el caso del hígado.(2,16,17) Macroscópicamente, se presenta como masa única o múltiple, bien circunscritas, que pueden medir varios centímetros, encapsuladas, firmes, blancas con bordes infiltrantes y cambios focales mixoides. Se describen tres patrones histológicos básicos: uno de ellos muestra cambios mixoides, vasculares y áreas inflamatorias que recuerdan fasciitis nodular; el segundo, células fusiformes compactas con células inflamatorias entremezcladas (infiltrado de células plasmáticas y eosinófilos, que hace pensar en histiocitoma); y el tercero, el aspecto de una placa densa que recuerda un desmoide o una cicatriz de tejido colágeno denso.(1,2,8,16,17) La inmunohistoquímica revela que la población de células inflamatorias es policlonal, es decir, produce inmunoglobulinas G, M y A; esto expresa benignidad, porque las neoplasias malignas son monoclonales. Las células son vimentina positivas, actina músculo específica positiva, actina músculo liso positiva, desmina positiva, citoqueratina negativa y antígeno de membrana epitelial negativa. Ultraestructuralmente se demuestra la existencia de componente miofibroblástico, con abundante retículo endoplásmico rugoso, filamentos citoplasmáticos y cuerpos densos. La citometría de flujo demuestra un patrón diploide de crecimiento del ADN, lo que indica lesión benigna(1-2,16, 17,18). El diagnóstico diferencial en cualquier localización debe realizarse con la neoplasia primitiva o metastásica.(1,2,5,9,16,19) Coffin y colaboradores(16) informaron a tres pacientes diagnosticados con carcinomas broncogénicos sarcomatoides inflamatorios, y en dos de ellos observaron invasión de bronquio y vasos; posteriormente, los compararon con 10 casos de seudotumor inflamatorio del tipo histológico fibroso que carecían de mitosis y de infiltración, y contenían células xantomatosas y elementos multinucleados. La inmunohistoquímica evidenció citoqueratina y antígeno de membrana epitelial positivo en el carcinoma, y positividad para la actina en el seudotumor. Además, debe diferenciarse de la granulomatosis de Wegener, tuberculosis pulmonar, linfomas y fibrohistiocitomas, cuando se localiza en el aparato respiratorio; de abscesos hepáticos, linfomas, tuberculosis, lesiones de larva migrans visceral, en el hígado; en los tejidos blandos, de lesiones de fibrohistiocitomas, fascitis nodular, entre otros tumores; en la vejiga, del leiomiosarcoma de bajo grado, en el cual pueden presentarse cambios mixoides, y del carcinoma sarcomatoide.(20) Cuando se presenta en el sistema nervioso central debe diferenciarse del meningioma, y cuando aparece en niños, de la histiocitosis X. (9,11,21) Su naturaleza es seguramente reactiva, con respuesta a los corticosteroides, pero quedan como cambios no explicados, los casos ocasionales en los que parece realmente transformarse en un fibrohistiocitoma verdadero, incluso con metástasis. (1,2,8,9,21,22)
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