Los 11 seminarios debían hacerse obligatoriamente para poder superar la asignatura; sin embargo no se exigió la superación de ninguna calificación.

El gráfico muestra el número de intentos reales y el número de pruebas definitivas (una por alumno) en cada uno de estos ejercicios.

Puede verse aquí, de forma más acentuada que en los exámenes de repaso, la necesidad de un número de intentos mayor cuanto menor es la experiencia que se tiene de esta herramienta docente. Se observa un nuevo pico modal a final de curso, sin que tengamos ninguna hipótesis que explique tal comportamiento.

Nuevamente vemos la constancia a lo largo del curso del número de alumnos que hicieron un determinado ejercicio (pruebas definitivas).

En el gráfico que sigue se muestra la nota media y el número de alumnos suspendidos en cada una de las pruebas. Sorprende observar como el alumno repite sus pruebas tantas veces como sea necesario hasta alcanzar un nivel alto en las calificaciones, teniendo en cuenta que estos ejercicios, aunque obligatorios, no requerían una calificación mínima, con un cero era suficiente. El número de alumnos que dejaron como definitivo un seminario suspendido fue, en general, muy limitado.